“Ser docente es tener una enorme responsabilidad, uno es guía de esos niños que pasan por el aula”

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Rosita Berwyn es bisnieta del primer docente que tuvo Chubut, con la llegada de los colonos galeses. Richard Jones Berwyn, arribó en el velero Mimosa y fundó en 1866 la primera escuela de la colonia. La Escuela Nº 20, de Rawson, lleva su nombre.

 

En la Escuela Nº 20, donde fue vicedirectora, el establecimiento lleva el nombre de su bisabuelo: Richard Jones Berwyn.

Ser maestra estaba escrito en su hoja de ruta. Sin embargo hoy, a los 83 años, dice que llegó a la docencia sin pensarlo demasiado. Pero cuando estuvo frente a frente, vestida de blanco, a pequeños de primer grado, entendió que ese trabajo sería el que le llenaría para siempre el corazón de felicidad.

Rosita Berwyn, nació en Dolavon. A los 12, cuando terminó la primaria, su padre la envió, junto a dos de sus hermanas, para estudiar magisterio: estuvo pupila durante cinco años en una escuela secundaria de Villa del Parque, en la Ciudad de Buenos Aires.

A los 17, ya recibida, volvió a su tierra natal y fue docente suplente, durante dos meses, en una escuela de Dolavon. “En esa época no era fácil encontrar trabajo; por eso, al poco tiempo cuando me ofrecieron un cargo en Santa Cruz, me fui para allá. Mi papá y mi mamá me llevaron hasta Perito Moreno. Ahí estuve tres años como maestra de primero y cuarto grado”, recuerda hoy, mientras recorre su álbum de fotos en el living de su casa, en Rawson.

Estudió Magisterio en una escuela de monjas, en la Ciudad de Buenos Aires, en donde estuvo pupila durante cinco años. Cada verano volvía a su Dolavon natal. A los 17 se recibió.

Después de Perito Moreno, donde se enamoró de un gendarme que pronto se convirtió en su marido, se mudó a Jujuy, Salta y Mendoza. Diez años más tarde regresó a Chubut, y a las aulas, en una escuela de Sarmiento.

“Volví a la docencia en 1968, donde retomé mi carrera en el sur de la provincia. Para mí fue un momento muy especial, de muchos nervios, porque creía que me había olvidado de todo. Ser docente es tener una enorme responsabilidad, uno es guía de esos niños que están en el aula. Tenía temor de no hacer las cosas bien”, reconoce.

Pero no pudo tener mejor regreso, dice, porque “me tocó una vicedirectora que era una maravilla: la señorita Bait. Exigente, sí, pero reconocía el trabajo y aconsejaba. Siempre le voy a agradecer ser mi guía”.

Tras cuatro años en Sarmiento, donde fue nombrada en su cargo, consiguió en un concurso de traslado un lugar en Playa Unión, en el internado y tiempo después pasó a la Escuela Nº 20, de Rawson, establecimiento que lleva el nombre de su bisabuelo, un colono galés que ayudó a escribir la historia de quienes convirtieron a esta tierra en su lugar en el mundo, esa que les permitió preservar su cultura hasta la actualidad.

En el living de su casa de Rawson, muestra un álbum de su carrera docente: fue maestra en escuelas de Perito Moreno, Sarmiento, Playa Unión, Rawson y Trelew. Por un tiempo, también, fue bibliotecaria. “Solo tengo recuerdos felices”, dice hoy, a los 83.

Su carrera no terminó ahí. De Rawson, para estar cerca de sus hijos que debían viajar todos los días a Trelew a estudiar, se mudó y ejerció la docencia en la Escuela Nº 138.

DOCENCIA EN EL ADN

Aunque no sabe explicar bien por qué decidió ser maestra y lo resume con un “en aquellos años, las mujeres no teníamos muchas otras posibilidades”, cuenta orgullosa que es bisnieta del primer docente que tuvo Chubut: Richard Jones Berwyn, quien llegó a estas tierras en el Mimosa, buscando junto al resto de los inmigrantes, una tierra que los cobije y permitiera desarrollarse.

“¿Usted sabe de Berwyn? -pregunta con libros que reflejan la historia de quien también fue el primer periodista- Es impresionante todo lo que lograron hacer en una tierra a la que llegaron y no encontraron nada, solo el río”, destaca.

Richard Jones Berwyn fundó en 1866 la primera escuela de la colonia y fue quien inició la enseñanza hacia los más chicos. Y a ella se le infla el pecho, cada vez que lo recuerda

En la Escuela Nº 20, hay dos murales en el SUM del edificio que reproducen cómo impartía enseñanza su bisabuelo. Richard Jones Berwyn fundó en 1866 la primera escuela de la colonia y fue quien inició la enseñanza hacia los más chicos.

“No había material didáctico, ni aulas posibles pero su espíritu de docente hizo que superara todos los obstáculos e impartió la enseñanza en la Colonia de forma gratuita”, se lee en el libro Patagonia de Esperanzas, diario de la aventura galesa.

En 1990, se jubiló. Y aunque ella misma destaca que la sociedad cambió, los tiempos son otros y los chicos tienen otras demandas, la esencia del docente, cree, se mantiene inalterable.

“Si hacés tu tarea con amor, dando todo por los chicos, el trabajo docente te regala lo mejor, que es el cariño de tus alumnos que perdura para toda la vida. Al darles todo, ellos lo devuelven. Hoy en día, sigo recibiendo el cariño cuando me los encuentro por la calle y aunque son hombres grandes, sin pelo, me abrazan y me llaman con un ¡señorita, señorita! El cariño que nos dan, queda para toda la vida”, dice y murmura, “si pasa eso, tan mala maestra no habré sido”.

Se jubiló en 1990. Aún hoy, cuando camina por las calles de Rawson o Trelew, se encuentra con ex alumnos que le gritan “¡señorita, señorita!”, para llamar su atención, igual que hacían en las aulas que compartieron muchos años atrás.

Por María Giselle Castro / 2018
Fotos: Fernando Kohler